Los viñedos en invierno. Estamos en pleno invierno, nevadas y heladas diariamente en la dura región de Ribera del Duero. Es en estos meses cuando las plantas se encuentran en reposo invernal, acumulan reservas y se recuperan para el comienzo a principios de la primavera. Durante la parada vegetativa, la savia deja de circular por la cepa y desciende hasta su tronco, y es en ese instante cuando se llevan a cabo las labores de poda.
Hasta los 15 grados bajo cero, las plantas se adaptan en nuestro terreno, ya que tanto nuestras vides adultas como las jóvenes resisten. En Pagos de Matanegra, por la edad de nuestros viñedos, las plantas resisten con fiereza las condiciones climatológicas adversas gracias a la profundidad y grosor de sus raíces.
En estos meses, el reposo vegetativo de la vid proyecta una sensación de inactividad, pero ni mucho menos, la planta almacena, latentes, reservas de hidratos de carbono en el tronco, brazos y raíces. El frío helador elimina bacterias, hongos e insectos y es un magnífico aporte de agua puesto que será absorbida por la tierra y quedará y podrá serle de suministro cuando haya periodos de sequía. En esa aparente inacción están fluyendo enérgicas nuestras vides.
Con el frío llega el momento de la limpieza, bajar alambres comprobar si hay plantas secas o enfermas, para arrancarlas, así como preparar la poda, esencial para la primavera. Una mala poda puede arruinar la cosecha, incluso la de años posteriores. Durante la poda, hemos de tener en cuenta que las heridas que quedan en la planta pueden conllevar enfermedades, por lo que la nieve y las bajas temperaturas ayudan a crear una capa cicatrizante en la vid, que impide que las enfermedades entren en ella.
Son muchas horas de trabajo y mano de obra que marcarán la diferencia entre un vino y otro. En Pagos de Matanegra ponemos manos, alma y corazón para que la próxima cosecha sea otro éxito y un placer a compartir con todos nuestros clientes y amigos.
Te mereces el mejor vino, Pagos de Matanegra.